El 10 de enero de 2012, Lucía, Alba y Rosa, estudiantes de Psicología, salían “un momento” a comerse su sándwich de jamón y hacerse un café en la máquina de Altabix, donde todavía permanecen. Con la excusa de volver rápido para ponerse a estudiar Cognición Social y Salud, y asegurando que no tardaban nada, las tres estudiantes dejaron sus apuntes en una mesa de la biblioteca para tener sitio a la vuelta.
Pasado un mes, las estudiantes siguen empalmando descansos sin ninguna intención de dejar de hacerlo, “nuestra tradición en los descansos es: tomar café, fumarse un “piti” e hidratarse en la fuente de abajo” comenta Rosa, mientras le da un sorbo a su café de avellana. “Nos gusta descansar bien para así poder después rendir en los estudios. Nuestros descansos son merecidos” declara Alba. Algunos estudiantes muestran su desencanto hacia el modo de estudiar de las psicólogas, “éstas lo que vienen es a pescar marido” dice Jaime Buenafuente. Mientras tanto sus apuntes siguen en la mesa donde el pasado mes fueron depositados minuciosamente para evitar que nadie les quitara el sitio.
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