Lourdes Soliveres, licenciada en Administración y Dirección de Empresas ha iniciado hoy los trámites para llevar a cabo una orden de alejamiento hacia Pedro, su antiguo novio de biblioteca, alegando: “riesgo objetivo para sus estudios”. “Al principio molaba porque había miraditas y tal, pero ahora es que aunque la biblioteca esté vacía, acaba sentándose delante. ¡Qué angustia!” declara la estudiante. Pedro por su parte se defiende diciendo que la que empezó con el juego de miradas fue la estudiante y que él es la verdadera víctima, “a mí ahora que no me venga con tonterías. Además aquí son todas unas estrechas, vengo de la UA y ahí sí que se liga, joder”.
Se trata de una medida cautelar aprobada en juicio, con jurado popular, y autorizada en última instancia por el Rector de la Universidad Miguel Hernández, quien decidirá la inocencia o culpabilidad del procesado. De ser así, al acusado le será imposible acercarse a la licenciada a menos de dos mesas de distancia, haya o no sitios libres en la biblioteca. A la espera de lo que dicte el Rector, la valiente decisión de la estudiante de ADE ha provocado una reacción en cadena de solicitudes para apartar a los “maromos” de los lugares de estudio. Las colas de estudiantes en el CEGECA rellenando órdenes judiciales es algo ya habitual, “no damos abastos, algunos piden órdenes de alejamiento, pero dónde estamos desbordados realmente es en las de acercamiento” informa Clara López, empleada del CEGECA.
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