El pasado viernes, un alumno de Administración y Dirección de Empresas de la UMH fue como cada tarde a pasear con su perro por los nuevos y tan bien elaborados caminos que conectan algunos de los edificios principales de la UMH. Mientras su can, llamado Snookie, recorría uno de los numerosos obstáculos que se encuentran en el camino (véase palmeras en medio del camino cuya única forma de atravesar es en zigzag, farolas apagadas que impiden la visibilidad o sistemas de regadío que llenan de agua el camino) él siguió caminando para reconocer el terreno y tratar de observar la obra de un modo más efectivo. Pero cuando se dio cuenta, apareció en Roma, concretamente en la Vía Sorrentino, al lado del famoso Coliseo.
El estudiante, no conocía el idioma y no podía explicar a los ciudadanos del lugar su terrible situación, por lo que decidió coger el teléfono y llamar a su madre para explicarle lo ocurrido, ésta por supuesto, no le creyó y le obligó a llegar a casa antes de las 21:00 instándole a que si no se quedaría, y citamos textualmente “sin postre”. Desde esta web hemos consultado a uno de los operarios encargados de la obra y la explicación que recibimos fue la siguiente: “Ha pasado una cosa muy simple, se ha abierto una línea espacio-temporal al final del camino debido a una gran fuente de energía electromagnética, estamos muy consternados por lo ocurrido y pedimos perdón por todo el daño que hayamos podido ocasionar”.
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