Se trata de una medida cautelar aprobada en juicio, con jurado popular, y autorizada en última instancia por el Rector de la Universidad Miguel Hernández, quien decidirá la inocencia o culpabilidad del procesado. De ser así, al acusado le será imposible acercarse a la licenciada a menos de dos mesas de distancia, haya o no sitios libres en la biblioteca. A la espera de lo que dicte el Rector, la valiente decisión de la estudiante de ADE ha provocado una reacción en cadena de solicitudes para apartar a los “maromos” de los lugares de estudio. Las colas de estudiantes en el CEGECA rellenando órdenes judiciales es algo ya habitual, “no damos abastos, algunos piden órdenes de alejamiento, pero dónde estamos desbordados realmente es en las de acercamiento” informa Clara López, empleada del CEGECA.
domingo, 5 de febrero de 2012
Pide una orden de alejamiento para su novio de biblioteca
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