
Los posibles escapes y el riesgo de combustión han sido uno de los puntos clave para el inminente cierre, “introducimos un canario, si el pájaro muere es que ahí pasa algo. Es infalible” declara uno de los inspectores. “Había días en que la densidad del hedor era tal que la tenías que apartar para poder pasar. Yo mismo perdí a un amigo ahí dentro” comenta un estudiante traumatizado. La Universidad Miguel Hernández para lavar su imagen rehabilitará la sala haciéndola de uso solo para fumadores, disimulando así el olor a sobaquillo y calzado usado.
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